domingo, 28 de septiembre de 2008

Cuento al estilo Cortázar

Cuando finalice este texto haga lo siguiente por favor:

Corra a mirar los postes, distinga las imágenes que se forman entre toda esa verborrea de cables; después de eso acuéstese en el medio de la calle preferentemente en el paseo ahumada, ahora, también, un lugar muy bueno para hacerlo puede ser en una cancha de fútbol, en donde estén jugando a la pelota. Cuando usted presencie un partido: No lo dude más, corra a acostarse justo en el medio de aquel partido y contemple lo que sucede, (con los ojos cerrados obviamente.)

Mire su entorno: los diarios, los parques, las micros, la gente, los edificios, las flores, los árboles, las tiendas, el piso, el cielo, las nubes (notará que en ellas hay unos monos increíbles); Respire profundo, piense, hable solo, escupa, grite, golpee a alguien si es necesario, juegue: Conozco uno que le gustará: cuando divise a alguien que va a pasar a su lado, usted acérquese lentamente hacia él (la idea es que no se dé cuenta) y le grita fuerte, (si es en el odio mucho mejor), la siguiente sílaba: ¡PA!...(Cuando vea el efecto que provocará esto en la otra persona, usted se matará de la risa); pero sigamos con el listado; Pregúntele todo a todos, baile, rásquese la cabeza, robe (pero trate de que no lo pillen, hágalo estratégicamente).

Si va en el metro y descubre que hay alguien excesivamente hermoso(a) saque papel y lápiz y dele su mail o número telefónico (es preferible que sea el mail). Cuando quiera tomar micro y descubra que su tarjetita bip no tiene plata y usted no tiene un peso en sus bolsillos: haga parar igual la micro, súbase, ponga su tarjetita en ese siniestro aparato y cuando se escuche (y se vea) ese gran sonido (y color rojo) usted mira al chofer y con un poco de histrionismo le dice: Uh, acabo de cargar la tarjeta..¡qué demonios le pasa a esta cosa! (Y le pega suavemente a la cosa amarilla) y vuelve a hacer el mismo procedimiento, una y otra vez, hasta que después el chofer se dará por vencido y le dirá: no se preocupe señor, pase no más. También puede utilizar el argumento de que le faltan diez pesos a la tarjeta. Verá que funciona.

Viva feliz. Para esto cuando se le vengan pensamientos y sentimientos tristes al cuerpo repita fuerte la siguiente frase: La tristeza no sirve de nada (en el caso de que esté triste) en el caso de que tenga muchas ganas de llorar¡ hágalo!¡llore! Pero no más de diez minutos, después de eso tiene que decir en voz alta la siguiente frase: Seguir llorando no sirve de nada. En el caso de que usted extrañe a alguien con mucho afán, la frase a repetir será: Extrañar no sirve de nada, extrañar no sirve de nada. Verá que su malestar de apoco comenzará a menguar y le vendrán unas ganas esquizoides de correr y de saltar como loco; es ahí donde tiene que volver al principio de este manual y recuperar esas ganas locas de vivir que tuvo cuando se enamoro por primera vez (y ese amor fue correspondido, obvio, sino no sirve de nada.)

Revívalo, pruebe, sonría y juegue!


Valeria Astudillo.

Cuento

Rutina

...6:00 AM. Suena el despertador, me levanto, bajo las escaleras, prendo la luz del baño, cierro la puerta, me ducho, me seco, me visto, como, salgo, tomo la micro, me subo, me siento, miro la ventana, pienso, extraño, siento tristeza, cambio de pensamiento, pasan los minutos, me bajo, camino, llego, entro, me siento, interactuo: escucho, miro, hablo; pasan las horas, me voy, camino, compro una golosina, mastico, trago, hago parar la micro, me subo, viajo, diviso el lugar para bajarme, me bajo, camino a casa, abro la puerta, subo las escaleras, me sumerjo en mi cama, encuentro un libro (bajo la almohada), leo, me duermo. Duermo, 6:00 AM...

Valeria Astudillo

Cuento

¿Quién es Juan Milchuca Torres?

(Descripciones y características ñoñas del ser humano que todos desearíamos...)

Juan es un tipo de no más de 32 años, contextura gruesa, un metro sesenta y ocho y unos ojos pardos enigmáticos y un tanto sexis.

Es aventurero, viaja constantemente; en este mismo instante si te preguntas: ¿Dónde puede encontrarse? La respuesta seguramente sería la siguiente: Debe estar sentado en una micro de mala muerte, dirigiéndose hacia un nuevo y exótico lugar en busca de entretenidas y apasionadas aventuras.

Este tipo es muy adaptable, puede vivir cómodamente en cualquier lugar y con cualquier tipo de gente. Posee un corazón valiente y tenaz, lleno de energía y con unas ansias locas de vivir y conocer cada día más.

Generalmente sus sentimientos están impregnados de una bondad y misericordia nunca antes vistos.

Es simpaticón y en ocasiones irritable, si se deja llevar por la ira es capaz de llegar a matar a alguien.

Le gusta el vino, el agua mineral, las fiestas, los días nublados y con mucho frío, el manjar, la pichanga, tocar su cabeza y extraer de ella una que otra caspa y/o piedrecillas voluminosas; palpar sus genitales, caminar, hablar en frecuencia, observar, hacerse el canchero y por ende: coquetear; le gustan mucho las chicas, adora meterse con una (distinta a la otra) cada mes (o cada semana o día), en este aspecto nuestro compañero no tiene limites: Se enamora fácilmente y de esa misma forma termina desencantándose. En comidas alucina con el puré, la chuleta, las legumbres y los alfajores. También le gusta escuchar música, generalmente alegre (cumbias, zambas etc.). Algo muy importante en su vida es el sexo, la filosofía, la masturbación, correr y respirar -entre muchas otras cosas-

Detesta la gente estúpida (a su juicio esta gente es aquella que se queda encerrada en casa haciendo los menesteres de esta.) Gente que huye de su destino y que vive con temores, prejuicios, odio y rencor. Detesta la flojera, la soledad, la depresión y los temas políticos (su cerebro es incapaz de abarcar este ámbito, probablemente esto se debe a su ignorancia con respecto al tema.)

Su manera de hablar es un tanto absurda, ya que cada vez que pronuncia las “eses” y la “Ch” lo hace con gran énfasis, escuchándose algo más o menos así: “Ssssi po’ ssstoy acá en Ccchile”. Lo cual provoca gran conmoción y mucha gracia entre los presentes que lo escuchan hablar.

No tiene casa. Y por ende tampoco donde caerse muerto. Él simplemente vive sin pensar en qué pasará en su vejez (futuro no muy lejano) y en su muerte.

Valeria Astudillo.

Cuento

Extrañar no sirve de nada.

Ana era una niña triste y muy insegura. Le costaba mucho entablar relaciones con las personas.

Un día caminando por la avenida principal de su ciudad, se encuentra un lindo perrito, el cual le ladraba y le movía la cola. Ana siguió su camino ignorando al pobre e indefenso cachorro, hasta que derrepente el animal se pone a gemir, pero esta vez lo hizo con pena, con nostalgia, con melancolía. En cada lamento que emitía, en cada ruido que salía de hocico había una especie de poder que logró poseer a Ana, haciéndola retroceder para llevarse consigo al susodicho quiltro.

Lo conservó durante cinco años, creció con él y lo llamó Ronaldo. Ana alcanzó algo que podría ser lo más importante en su vida: Una relación de amistad entre el animal y ella. Supo lo que era amar, lo que era preocuparse por alguien, desde ese entonces supo cual era su razón de existencia.

Pero un día Ana, llegó como de costumbre a casa y se dio cuenta de que el animal no estaba. Lo buscó por todos lados, recorrió toda la ciudad, atravesó calles enteras, incluyendo la avenida en donde lo vio por primera vez, más sin éxito volvió a casa, triste, somnolienta, agotada y con los ojos inyectados en sangre, con un rojo intenso y unas cuentas lágrimas recorriendo su blanca mejilla.

Se acuesta cansada, sin ganas de nada.

Al otro día despierta y vuelve a tomar conciencia; -Podría haberme ido en el sueño- pensaba, más seguía allí, viviendo, respirando, como cada día, como muchos otros humanos que rondaban por la ciudad y por el mundo entero.

Al bajar las escaleras descubre que su madre la estaba esperando en la mesa con el desayuno servido, Ana se sienta, mira la taza servida con agua caliente y escucha: -Está muerto.-

Lo que se produjo en el cerebro de Ana en ese instante no fue mucho, no puedo procesar tal información, le costó imaginar y entender el significado de lo que su madre había acabado de decir.

Con el tiempo Ana ya ni hablaba, en el colegio la tomaban por muda, su aspecto era cada vez más tenebroso, estaba flaca, casi desnutrida y la expresión de su cara inspiraba una profunda amargura y un gran desconsuelo.

Su vida volvió a ser como era antes de conocer a su amigo, pero esta vez mucho peor, patética y decadente.

Guardaba en lo más profundo de su ser sentimientos de dolor y culpa; cada día que pasaba sentía su corazón como una bolsa portadora de alfileres, peor aún, de alambres de púas, los cuales aprisionaban fuertemente el músculo; terminando, Ana, con un intenso dolor en su pecho, al finalizar la monótona jornada de cada día. Y muerta en vida se acostaba a dormir todas las noches.

Amaneció, ese día la pequeña abrió sus ojos y en su mente ya no transcurría absolutamente nada: ni un solo pensamiento, ni una sola idea. Bajó las escaleras y ahí se encontraba su madre, en la cocina, con el desayuno servido; Ana se sienta contempla la taza con agua y escucha: (como si la voz acabara con un intenso silencio que hasta ese entonces se había producido)

-Extrañar no sirve de nada.-


Valeria Astudillo.





Cuento Ficticio.

Caso

El auto iba lo más rápido posible. Por los vidrios polarizados se veían las luces de la ciudad: de faroles, casas, pubs, letreros etc. Todos se entremezclaban y provocaban una imagen psicodélica llena de colores y brillos posibles.
En el interior del automóvil iba una joven dopada, yacía en la profundidad de sus sueños, a su alrededor la acompañaban 6 jóvenes.

El baño era blanco, las paredes, la ducha, todo estaba relleno de baldosas de ultra blancura; fue allí donde la joven abrió sus ojos; se encontraba en una ducha con agua muy fría, esta contenía hielo. A un costado de ella, en la pared había un letrero con un mensaje, el cual decía: “¡llama es urgente!” Y en el otro lado había un teléfono.

Tenía una herida en su espalda, justo arriba del trasero.
La joven estaba exaltada, tenía mucho miedo. No sabía qué era lo que le había pasado.

Ahora. Cuando ya han pasado más de 25 años de lo sucedido, exclama la madre de la joven, con mucha rabia e impotencia. ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! Maldita sea! Por qué tuvo que ocurrir en ese entonces!

Esa noche la dulce muchacha fue a bailar, como lo hace toda la gente normal a su edad. En la discoteque conoció a un chiquillo, este gustó de ella y ella de él.
Pasaron un par de horas cuando llegó el momento de despedirse, más él le propone a la joven: ¿Te parece si vamos a mi departamento a seguir el carrete? Nos vamos para allá mis amigos y yo. Ella aceptó.
Cuando llegan, se disponen a conversar, a bailar, cantar y reír. Los muchachos sirven múltiples tragos; él le ofrece a ella uno en particular, un trago preparado por él “que le va a encantar”, ella sonriente lo recibe y lo bebe. Fue hasta ahí cuando nuestra amiga no recuerda absolutamente nada más.

Ella está dormida se encuentra en la profundidad de sus sueños, va en un auto rodeada de 6 jóvenes, y por los vidrios polarizados del automóvil se ven múltiples luces y colores.

En el hospital le informan a la joven que le han robado un riñón. Y que el restante no realiza sus funciones ya que está infectado, por ende deben conseguir urgentemente uno, por que le queda poco tiempo de vida.
Todos los familiares se someten a pruebas para poder donarle un riñón a la niña, más ninguno es compatible.

La madre recordaba aquel suceso con mucha tristeza, ya que su hija no pudo sobrevivir. Y pensaba: Si aquello hubiese ocurrido ahora, mi pequeña hija estaría viva.

La medicina ha creado todo tipo de órganos y ha imitado al pie de la letra sus funciones. Hoy en día ya nadie muere por falta de órganos, ya que todos estos se pueden comprar en el mercado a precios muy razonables.

Si esto hubiese ocurrido hoy, no habría de qué preocuparse.
La muchacha estaría sana y salva con un riñón de plástico, que realiza exactamente las mismas funciones del otro. Lo importante es que estaría bien, que estaría viva.

La gente ya no teme que este tipo de cosas suceda hoy en día, por que, es más ¿para qué se va querer robar órganos, si existe esta excelente alternativa, y en el caso de que por x razón llegue a suceder …¿por qué habría que preocuparse?

Es así como una fatal historia pasa al olvido. La medicina lo ha curado todo, (bueno casi todo); y por las calles ya se puede observar a uno que otro ser humano caminando feliz y radiante con más de algún arreglo particular en su cuerpo. “Se puede sustituir a la naturaleza, estando 100% conformes con los resultados”, es el pensamiento del satisfecho hombre posmodernista.

Valeria Astudillo