viernes, 19 de diciembre de 2008

Los niños han nacido con toda felicidad

A medida que escuchaba la música comencé a sentir un poco de asco. Oía y oía y no podía dejar de sentir esa especie de repulsión en mi cuerpo.
Pero era algo completamente ajeno a la música, no tenía nada que ver con el entorno, si no que todo provenía de mí, era yo. Comencé a sudar, sentía poco a poco como mi cara iba calentándose; cuando creí que iba a explotar y que posteriormente caería en cualquier momento al piso, decidí pararme. Estaba mareada, todo daba vueltas, los colores de mi entorno se entremezclaban dando la sensación de que fuera una alucinación.
Salí del teatro y cuando me encontré en la calle, sentí la brisa helada del viento. La sensación vivida allí adentro fue disminuyendo, hasta que ya no quedó nada de ella.

Caminé por la calle oscura y cuando llegué al final, divisé a un perro, me acerqué a él, estaba echado en el piso durmiendo, lo observé unos cuantos minutos, luego seguí caminando.

No podía entender muy bien lo que había ocurrido.
Si bien toda la vida me parecía un hastío permanente, nunca creí poder sentir tal pensamiento de manera física. Mi cuerpo era víctima del dolor psicológico que estaba viviendo durante ese período de mi existencia, y lo peor de todo: el problema se estaba convirtiendo en una enfermedad fatal.

Cuando llegué a mi departamento, lo primero que hice fue dirigirme al balcón, quería contemplar la ciudad de noche. Mientras miraba los edificios con luces prendidas aun, pensaba. Muchas ideas brotaban en mi mente, era un galimatías; armaba conclusiones luego me retractaba y así sucesivamente, llegando finalmente a nada.

De pronto un ruido me distrajo, sonó muy fuerte, como que algo hubiese caído al piso, algo de mucho peso impactado contra el cemento. El golpe fue muy fuerte y comencé a sentir muy intensamente los latidos de mi corazón. Tenía miedo. Algo extraño había sucedido, de pronto miré hacia abajo y vi a mucha gente alrededor de un cuerpo que estaba tirado en el piso, la sangre corría por alrededor de este, formando diminutos ríos que fluían poco a poco.
Mientras contemplaba estupefacta tal escena, sentí que alguien me golpeó en la cabeza, caí al piso, veía borroso y cerré los ojos, desde ese entonces no recuerdo absolutamente nada más.

Me desperté en una extraña habitación, miré alrededor de esta y solo vislumbré una montonera de cables tirados en el piso, más arriba, en las paredes yacían extraños objetos que no lograba reconocer. Todo me parecía muy extraño, sentía que todo daba vueltas y que mi cabeza iba a estallar en cualquier momento; ¡Oh no! Pensé, ¡No de nuevo! ¡No por favor no! Mi cuerpo comenzó a temblar. Me es imposible describir la náusea que sentí en ese momento, ya que era mucho más distinta e intensa que la vívida en la vez anterior. De pronto súbitamente dejé de estremecerme, volví a abrir los ojos y esta vez podía distinguir todo con mucha más claridad. Comencé a sentirme mejor, todos los malestares habían desaparecido. Me encontraba más lúcida que nunca, recién en ese instante tomé conciencia de todo lo que estaba pasando, volví a alzar la cabeza para mirar a mi entorno y de pronto descubrí horrorosamente que los cables que estaban en el piso, viajaban directamente hacia mí. Yo flotaba o al menos algo me sostenía en el aire, mi cuerpo estaba lleno de cables que traspasaban mi piel, parecía ser que eran cables de supervivencia, o algo así; más no tenía certeza de que eso fuera realmente cierto. No sé por qué se me cruzó la extraña idea de que estos cables me alimentaban o me proveían de algo, que yo por supuesto desconocía.

Todo aquello comenzó a preocuparme mucho; inquietud que posteriormente fue convirtiéndose en desesperación y pánico.
¿Qué hacía allí? ¿Dónde estaba? ¿Qué era todo esto? ¿Dónde se encontraba todo el mundo? ¡¿Qué ha pasado?!
Empecé a moverme, intenté forzosamente quitarme esos miles de millones de cables, de mi cuerpo, más no podía, eran demasiados, forcejeaba y forcejeaba, gritaba, más nadie acudía, nada pasaba.

Pasaron un par de horas, y en ese lapso de tiempo logré mantener la calma. De pronto, escuché un ruido, expectante alcé la cabeza y grité: ¿Quién anda ahí?, luego, volví a escuchar otro ruido, esta vez más fuerte que el anterior, y en eso, ante mis ojos, un extraño ser me saludaba. Era un hombrecito vestido de Pierrot. Su traje era de color pastel y su cara estaba pintada de blanco, sus ojos presentaban una extraña anomalía, sus iris eran de diferente color, uno del otro, uno era rojo y el otro verde, además, presentaba pupilas de distinto tamaño: en el ojo rojo, que era el izquierdo poseía la más pequeña; y en el verde, que era el derecho tenía la de mayor tamaño.
Sus párpados y todo el contorno de estos estaban pintados de negro, y una rayita vertical, dibujada de negro también, traspasaba a ambos ojos.
Sus labios eran rojos y su expresión entera era de desgano y un poco de pena.

-Clara, darling-, me dijo el hombrecito- ¿Cómo despertaste?
-Mal-, respondí, y le grité- ¡¿Qué es todo esto?!¡¿De qué se trata?!¡¿Dónde estoy?!¡¿Qué me han hecho?!
Pierrot me sonrió, y luego prosiguió: -Mira, querida Clarisse, ¡ah! ¡Casi lo olvidaba! ahora te llamarás Clarisse. Mm. verás, es algo un poco difícil de explicar a una jovencita como tú, que viene de…
Mira, hagamos un trato, Clarisse; te explico: voy a proceder a apretar un botón que tengo justo acá, en mis manos y con esto te voy a quitar los cables que están incomodando tu cuerpecito. Poco a poco vas a estabilizarte y podrás caminar y moverte. Tú, por tu parte, y quiero que me prestes mucha atención en esto que te voy a decir, ¡No intentes huir!, por que donde vayas te encontraremos fácilmente. Segundo, no quiero absolutamente ninguna actitud violentista, me refiero específicamente a que no intentes golpearme o algo por el estilo, por que créeme las consecuencias, van a ser muy tristes, y no bromeo mi querida Clarisse.

-¡Clara!-, interrumpí.
-Sh. Sh. Calla, calla, pequeña Clarisse.
-¿Y qué es lo que me podría pasar?-, pregunté.
A lo que Pierrot respondió:
-Mm. ¿de verdad lo quieres saber?
-Sí.
-Ok. Mira, podríamos, por ejemplo, cortarte un brazo, dejarte sin un ojo; o... ¡qué se yo! Piensa en cualquier violación a tu pequeño cuerpecito, o mejor aun, imagina más allá de eso, podríamos enviarte eternamente a una pieza oscura, o convertirte en cucaracha o... ¿Cuál es tu mayor miedo Clarisse?
-¿Pero por qué? ¿De qué se trata todo esto? ¿Por qué me privan así de mi libertad? ¡¡Y cómo llegué a este maldito lugar!!
-Basta de preguntas. Ni una sola pregunta más. Se acabó.
Ahora, voy a proceder a apretar el botón y reitero, no hagas nada que yo no quiero que hagas. Debes obedecerme en absolutamente todo. Al menos si deseas que no te suceda nada malo. ¿Está todo entendido Clarisse?
-Sí, ¿Pero cómo…
-¡Perfecto entonces!

Apretó el botón, los cables comenzaron lentamente a descender, de a poco fui moviendo mi cuerpo. Cuando toqué el piso, Pierrot se me acercó, me tomó del brazo, me abrazó y me dijo: -perdóname por no haberme presentado aun. Me llamo David, para servirte-, (hace una pequeña reverencia), luego se da vuelta y dice ¡Sígueme!

David me llevó por un extraño e interminable túnel, en las paredes yacían miles de vitrinas, una seguida de otra, todas pegadas.
El túnel, cuadrado, poseía un techo y un piso, ambos de un color extraño.
En cada una de las vitrinas había algo distinto; cuando recién comenzamos a recorrer aquel túnel pude divisar entre todas aquellas, miles de seres humanos en extrañas condiciones.
En una, por ejemplo, había un hombre recostado en una tina con agua negra. Un chorro de agua le llegaba en la cara y en el contorno de la tina blanca caían hilos de pintura negra. En otra vitrina, divisé a una mujer recostada en una cama llorando, era rubia y llevaba puesto un lindo vestido rojo.

En otra, había un hombre sentado en una mesa, estaba de espalda, con las manos hacia atrás, en su cuerpo tenía unas horribles cicatrices de quemaduras, su oreja se había deformado, producto de una severa inflamación que recorría todo su cuello, comenzando en uno de sus hombros para terminar en la punta de su cabeza. En sus manos cargaba un cartel que decía su nombre “Kunio Yamashita”. En la pared de fondo se divisaba un reloj viejo y calcinado, que no funcionaba, pero no obstante marcaba las 8.15 AM.
En otra vitrina, un cura sentado en un trono de oro, y en su cara una expresión de horror. El fondo era todo de negro y el color del oro del sillón brillaba intensamente, haciendo contraste con el negro.
Así me lo llevé durante todo el viaje, contemplando a todos esos seres inmóviles. No sabía si eran reales o maniquís de muy buen material.

Cuando llegamos al final del túnel, una luz blanca brillaba intensamente, la observé y cerré los ojos, por momentos creí haber quedado ciega, pero luego volví a abrirlos y pude divisar a David que caminaba delante de mí. De pronto, un agujero negro comenzó a formarse en el piso, este empezó a crecer y súbitamente sentí que mi cuerpo iba atrayéndose a este agujero, como una especie de imán. Comprendí entonces que estaba apunto de caer en aquel hoyo negro. Caí, el impacto fue fuerte, traté de tomar la mano de David. Le gritaba una y otra vez: ¡Por favor David! ¡No dejes que me lleve! ¡¡Ayúdame!!... Más él solo sonreía, y lo peor de todo: no estaba siendo tragado por aquel infernal agujero. Alzando una mano se despidió de mí. –Adiós Clarisse.- me gritó, mientras me hundía por aquel singular fenómeno.
Caía. Caía. Sentía vértigo, no sabía hacia donde llegaría, de pronto la vi venir: era la náusea. Cerré los ojos. Era un remolino de sensaciones, emociones, pensamientos.
Frío, calor, mareo, sudor, vértigo, vómito, asco, locura, retardo, catarsis, frenesí, ilusión, sombra, ficción...
Seguía cayendo, todo esto no acababa nunca, cubría con los brazos mi cara. Y en el lapso distinguí colores, figuras. Abstracción pospictórica. Primero un fucsia y un fluorescente se entremezclaban, un verde, un rojo, un damasco, un azul, un amarillo. Luego extrañas figuras, negro y blanco, un circulo, un triangulo, un cuadrado, luego una raya roja, sobre un fondo de color damasco. Cuadrados rosados, cuadrados color crema, morados, uno encima del otro. Figuras desunidas, mezclas de colores inconexos, caos.
Luego círculos negros, círculos blancos, plomos, iban creciendo, uno pequeño, luego uno mediando, luego uno grande. Laberintos. Entre estos, números en color. Eclipse.
Quince escalas cromáticas sistemáticas fundiéndose verticalmente. Expresionismo abstracto, manganeso en violeta oscuro, azul sobre un punto, sonidos congelados, más números, números, números. Cine de cuatro cuadrángulos, celdas amarillas y negras. Fisicromía.
Luego cables, cables, sentía mi cuerpo atado de cables, poco a poco fui deshaciéndome de cada uno de ellos, volaban conmigo, caían conmigo al vacío. De pronto, abrí los ojos, todo se puso oscuro, no divisaba nada, miré hacia abajo y noté una pequeña luz blanca, que, a medida que iba cayendo se iba acrecentando, cuando la tuve muy cerca y sentí que ese era mi final y que ahí culminaría todo, una explosión detonó. Un inmenso hongo rojizo se eleva y se dispersa por todo el espacio. Sentí el calor en mis manos, como el de un animal, una gigantesca bola de fuego…Una viva oleada amarilla elevándose sobre un horizonte completamente violeta...
La última sensación, no visual y aterradora, fue cuando mis dientes me avisaron más enfáticamente que mis ojos. En el momento fatal sentí que algo vibraba en mi boca y un gusto muy definido me invadió la lengua.

Cuando abrí los ojos vi a mucha gente alrededor de un cuerpo que estaba tirado en el piso, la sangre corría por alrededor de este, formando diminutos ríos que fluían poco a poco.


Valeria Astudillo.














Disco, Libro y Película

Su disco favorito se llama life on mars?de Mary Flowers.
Es un disco de estilo Indie Rock, que contiene 15 temas.
La carátula posee un interesante y sugerente diseño, en donde aparece una muralla blanca y justo en el medio se sitúa un vidrio poralizado.
Las canciones son tranquilas, suaves. Algunas poseen ciertos matices de melancolía.
A Clara le gusta caminar por la ciudad escuchando a Mary. Considera que su voz es hermosa.
Mary canta en inglés y las letras hablan de amor, de política y algunas simplemente contienen frases sin coherencia, algo así como corriente de la conciencia o monólogo interior.
Hay un tema en especial que es muy bueno, se llama no te comas mi brazo, el cual tiene una melodía muy linda y da la impresión de ser un tema de otro siglo, específicamente un siglo ya pasado.El tema empieza lentito, es triste, casi como para soltar el llanto, pero luego a medida que avanza va cambiando el ritmo y las notas se desordenan para terminar en una melodía casi bailable.
Recomendable disco, ideal para escucharlo de noche, en la tranquilidad del hogar o en algún viaje.

Su película favorita se llama Ashes to ashes (de las cenizas a las cenizas) dirigida en el año 2030 por el cineasta inglés Jony Jordan. El film está basado en la novela del mismo título escrita por Tom Waters, quien también colaboró con Jony en el guión de la película.
Ambientada en Chile en los años 2019 y 2020, el film narra la historia de David (Antonio Mangola), un extraño y extravagante cantante que siempre viste de Pierrot en clave de tragicomedia; este poco a poco va hundiéndose en el mundo de las drogas y el exceso, para posteriormente caer, solitario, en una celda de manicomio, atado a extraños cables de supervivencia.
La película expone el problema de la legalización de las drogas en su época más cruenta, en donde la gente abusaba diariamente de fármacos sin control alguno, provocando miles de millones de muertes y problemas sociales.

Antonie Mangola fue galardonado con el premio Chilean Magnetic (Premios de cine y televisión chilenos) al mejor actor en el año 2030 y fue nominado en los Globos de oro en la categoría de mejor actor de drama o película musical. Jony Jordan ganó tanto el premio Chilean Magnetic al mejor director, como el premio al mejor guión junto con Tom Waters.

Su libro favorito se llama El mito del hombre electrónico, de Román Urbina. Este es una adaptación del antiguo ensayo de Albert Camus titulado El mito de Sísifo, en el cual se hace una analogía entre el hombre de antes y de ahora; con los mismos problemas existenciales de siempre solo que situado en otro contexto, en otra época.
La roca su cosa, su vida un carga permanente que poco a poco tendrá que sobrellevar para lograr que esta se convierta en una dicha bajo la montaña.
El ensayo en vez de situar a un Sísifo como un personaje griego, utiliza el recurso actual y expone a un ser humano postmoderno común y corriente en la misma montaña, solo que esta vez no debe cargar con una roca, si no que con un monitor pesado y de gran tamaño.

El ensayo apunta al célebre tema existencialista que intenta buscar un sentido a la vida, no encontrando más que un absurdo probablemente situado entre dos montañas, sin más, sin trascendencia, sin significado; obteniendo simplemente como valor lo que nosotros creamos. Siendo el mundo tan fútil, Román, al igual que Camus sigue con la interrogante, ¿qué alternativa hay al suicidio? El ensayo se inicia: No hay sino un problema filosófico realmente serio: el suicidio.

El libro fue publicado en el 2029, el mismo año en que la bolsa de Wall Street se vuelve a desplomar. Producto de esto, el libro tuvo muy bajas ventas, no obstante, tiempo después, en que comenzó a salir a flote y hacerse famoso.


Valeria Astudillo.

El día de Clara


Clara se despierta a las 5.30 de la mañana. Una vez que se levanta de la cama se va directamente al refrigerador. El suelo de baldosa gélido bajo sus pies le es indiferente. Toma alguna fruta, un pedazo de pastel y un poco de tallarines. Una vez que los devora se va al baño a defecar. Luego de limpiarse se lava los dientes. Después de esto prende el televisor y observa imágenes, todos los canales pasan frente a sus ojos. Se detiene y prende el dvd, reproduce la grabación de la noticia que tanto mal le hace. Llora desconsoladamente, luego vuelve al refrigerador y extrae de él un recipiente lleno de choclo cocido, al cual le agrega mayonesa y ají. Come tan rápido que se atora; para y bebe un poco de agua. Se siente mal y se dirige al baño a vomitar.
Clara se mira al espejo, observa su cuerpo y sonríe. Su antigua aversión por todo, incluso por ella misma, se ha incrementado desde la estúpida noticia.

Cuando decide que debe salir del departamento se ducha, se viste, se peina y se pone sus lentes de contacto color naranjo. Los lunes se pone los violeta, los martes y jueves opta por los verdes; Los miércoles y los viernes: naranjo, y los sábados y domingos los de color blanco. De pronto se detiene, mira sus manos dibujadas contra el blanco amarillento y sucio del lavamanos. ¿Por que lo haces? Se pregunta.
Una vez que cree que luce bien, sale del departamento con rumbo a la universidad, cuando entra lo primero que hace es observar el reloj 8:30; piensa ¿Qué sentido tiene estudiar filosofía? ¿Qué sentido tiene que el reloj marque las 8.30? ¿Que sentido?

Toda la mañana está en clases. Entremedio de estas, en los recreos, se dirige a los pastos de su facultad y se acuesta mirando el cielo y piensa; o por lo menos lo intenta. Se siente como un recipiente vacío llenándose con el mundo. A veces se va a pleno centro y observa a la gente que viene y va, observa sus rostros y se pregunta sobre la vida de cada uno: ¿Quién es esa mujer de pantalones holgados y risa falsa, que lleva un sombrero de época?, o ¿cuáles son los sueños del calvo con sandalias y anteojos verdes?
Mira los edificios, la calle, los automóviles, las vitrinas de las tiendas, el pasto, el cielo, los perros… todo; lo abarca todo. Y en su cabeza una afluente infinita de pensamientos.


Cuando expira el horario de clases vuelve a su departamento. Abre el refrigerador y esta vez extrae de él choclo crudo y sin mayonesa. Bebe un poco de agua mineral y posteriormente el último pedazo de chocolate blanco que estaba hace tres semanas en la hielera. Se siente sola y llora.
Luego duerme una pequeña siesta. Cuando despierta, se lava la cara y se dirige a la universidad – algunos días tiene clases en la tarde- cuando llega descubre que el profesor nuevamente faltó. Se pone nerviosa y se come las uñas. Compra en algún almacén o supermercado, galletas, yogurt y dos barras de chocolate. Cuando se termina de comer todo se junta con alguna amiga. Hoy está disponible Katti.

Ambas van a un súper antro. Beben alcohol y después pasean por la ciudad. Cuando deciden despedirse, clara vuelve a su departamento y esta vez sin ganas de nada, completamente cansada. No puede evitar sentirse triste y sola y comienza a llorar. Mira la puerta y espera. Desea con toda su alma que entre alguien y la salve… la salve del mundo, de si misma, de todos.
Nada sucede. Grita esperando que alguien acuda. La ciudad sigue su ritmo. Desea que todo termine.

Se queda dormida en el acto. Cuando despierta observa el reloj: 22.30 –piensa- ¿Qué sentido tiene que sean las diez y media? ¿Por que siquiera miro la hora?...Entonces comienza a sentirse vacía y no haya nada mejor que prender la tele y el dvd para observar la noticia que tanto mal le hace. Abre el refrigerador, y en él ya no queda más que una lechuga y un pote de mayonesa. Se sirve la lechuga con mayo. Ahora la comida parece introducirse automáticamente en ella. Es como si fuera aire. Luego de esto llama a sus padres, habla con su mamá, le pide que por favor mañana le lleven al departamento mercadería, ya que su refrigerador está vacío y tiene mucha hambre. Su madre le dice que quizá (solo quizás) mañana pueda pedir permiso en el trabajo para ir a dejarle personalmente la comida. Pero duda, ya que en estos casos es mejor enviar a la nana. Una vez que finalizan la conversación, Clara prende su laptop, descarga discos y escucha música. Luego lee un artículo en Internet, en el cual informa que con éxito se está llevando a cabo el nuevo proyecto implementado por el gobierno, en el que se dictan una serie de reformas hacia la educación. En varios colegios, ya se han reemplazado profesores por androides, los cuales están diseñados y capacitados para educar a todos los niños y jóvenes del país.
A Clara extrañamente ya no le sorprende, está resignada.

Va al baño y se mira al espejo, sonríe, se saca sus lentes de contacto y los deja encima del lavamanos.
Está cansada. Observa el reloj, son las dos y media de la mañana. Vuelve a su PC y escribe algunas cosas que siente. Y de paso redacta lo que será “su gran plan”. Cuando ya está destrozada y su cuerpo no da para más, se pone su pijama de osito, se lava los dientes y se acuesta en la cama. Aun no puede entender porque despierta y porque duerme.
Sonríe y se duerme.




Valeria Astudillo

Departamento Súper Geosal #2222

Las siempre vivas con Río Trancura

Departamento 105.-

Sergio Villanueva, 45 años, profesor de historia. Vive solo.
Actualmente se encuentra todas las tardes con Margarita Velrio, una joven de 15 años.
Él está completamente enamorado de la chica, ya que ella es muy audaz y hábil con la materia, domina fechas y procesos históricos con absoluta minuciosidad.
Villanueva ama la historia y por lo mismo colecciona todo tipo de cachivaches ya que asegura: “Estos en el 2080 serán reliquias y servirán para entender mejor el estudio de la historia de este 2040”.
Posee cabezas de barbie, juegos nintendo, dentaduras de oro, prótesis de vidrio, órganos de plástico etc.

Departamento 106.-

Clara Soto, hija de padres acomodados. Estudia filosofía, pero le ha dado depresión después de haberse enterado, hace unas semanas atrás, sobre nueva ley del congreso, la cual dicta que el ramo de filosofía se suprimirá del marco curricular de enseñanza media y básica.
Clara está planeando tirarse del noveno piso.

Departamento 107.-

Mario Catalán vive con su esposa y sus dos hijos. Trabaja en una empresa de carpintería. Le gusta la vida sana, el deporte y el agua mineral.
Tiene una vida sexual activa y feliz.
Aunque nadie sabe su secreta obsesión. En la madrugada, mientras todos duermen, Catalán disfruta de los videos que descarga en su laptop, siente placer al ver animales interactuando con seres humanos. Le invade una energía extraña, al ver un pequeño cachorro moviéndose eróticamente y dispuesto a hacer su trabajo con una mujer que yace acostada en una cama de agua.
Catalán está pensando en realizar su propia película.

Departamento 109.-

Pacheco Cornejo, 43 años. Vive con su esposa Evelyn Romero, y su pequeño hijo Robertito. Pacheco es detective y disfruta de su trabajo. Es obsesivo, peligrosamente exagerado y desconfiado, a tal nivel que se ha dedicado a espiar a muchos de sus vecinos.
Ha descubierto algunos pormenores que lo han dejado perplejo. Es por eso que no deja que su pequeño hijo Robertito salga a jugar (no al menos en los alrededores del departamento, ni en los pasillos de este).
La puerta de su departamento posee ultra protección, ha comprado lo último en seguridad. Unos rayos magnéticos verdes que la cubren completamente, estos poseen alta radiación, por lo que han dejado varias secuelas en algunos de los transeúntes que bordean la zona de Pacheco.

Departamento 200.-

Acá vive Rosa Espinoza, de 18 años. Junto a su hermano Cristóbal.
Rosa es una joven madre. Tuvo su hijo (Benjamín) a los 16 años, lo que provocó el rechazo de sus padres y posteriormente su ida de la casa junto a Cristóbal, el cual fue su único apoyo.
Benjamín es un niño genio, con tan solo 2 años de edad, domina varios idiomas; sabe hablar en Neo-latín (Lengua indoeuropea combinada con neologismos). Y ahora está aprendiendo el Telugu, el Javanés y Wu.
Cristóbal y Rosa están muy orgullosos.

Departamento 201.-

Acá vive Francisca Toro, de 28 años, trabaja de secretaria en la Central Centralísima de Centrales del Banco Central. Disfruta su trabajo tanto como sus cápsulas para adelgazar sabor a yogurt con cereal de chocolate. Vive sola, ama las revistas de salud y bienestar.
Está pensando en conquistar a un joven que conoció el viernes pasado, visitando una empresa químico-farmacéutica.

Departamento 202.-

Laura Palmer, joven actriz y artista visual, de 27 años. Trabaja para el canal Matthew Barney Foundation. Tiene prótesis en ambas piernas, y estas son de cristal. Aquellas son su instrumento de trabajo. Su especialidad son las performanes, el fluxus, el happening y el body art.
Actualmente está rodando un video art.
Popolea con un hombre de color llamado Goldie.

Departamento 203.-

Acá vive Ester Flavia, de 68 años, profesora. Vive con su nieto Erico, y su hija Ana (madre de Erico).
Ester es una señora carismática, con mucha energía y audacia. Participa en el club de Aeróbica del departamento, junto a otras ancianas. Su nieto Erico es esquizofrénico.

Departamento 204.-

Roberto Bobadilla, 14 años, estudiante. Vive con su mamá, su papá y sus tres hermanos. Pololea con Drina, (del piso 207) Participa en una banda musical. Esta incursiona distintos estilos desde el minimalismo hasta el Zang tumb tumb la cual consiste principalmente en acordes hechos de ruidos.
Está juntando dinero para asistir al concierto de su banda favorita: Robotobibok.

Departamento 205.-

Alex Chapman, es un joven de 21 años, de origen uruguayo. Se filma a sí mismo mientras construye una bomba de ácido sulfúrico para matar a Laura Palmer. Este está deprimido ya que ha enviado cartas a Laura en repetidas ocasiones, pero nunca ha obtenido respuesta alguna. Además no puede soportar que Laura salga con un hombre de color.
Está pensando (después de enviarle la bomba a Palmer) en suicidarse con un revólver calibre 38.

Departamento 206.-

Ricardo López, 68 años, ejecutivo. Luce una gran barriga.
Vive y pololea con una joven modelo llamada Lucila Solá. Ella lo engaña con el decorador de interiores que trabaja en los diseños de los muebles de su departamento. Éste se hace pasar por gay.

Departamento 207.-

Drina, Joven de 15 años. Pololea con Roberto Bobadilla del departamento 204. Vive con su papá y su tío. Graba videos pornográficos con chicos de la edad de ella y a veces con adultos, o con algunos integrantes de la banda de Roberto. Estos videos son entregados a su tío, el cual tiene una Cadena de distribución porno Web.

Departamento 208.-

Don Andrés Salamanca, 45 años, vive con su esposa Mónica Gutiérrez y su pequeño hijo Simón. Don Andrés es empresario. Trabaja en la empresa Cohetes relax vision, la cual simula un viaje a la luna.
Don Andrés lleva más de 10 años trabajando en esta empresa y mantiene una relación secreta con Juan René, su jefe.

Departamento 303.-

Acá vive la joven María Lunar, de 20 años, junto con tres amigas más. Estas actúan en obras de teatro de la compañía sintética neo-contemporánea futurista.
Todos los fines de semana se juntan con sus amigos los cuales son todos travestis-homosexuales.
Aunque la semana pasada María tuvo relaciones sexuales con uno de ellos, al cual le salió el hombre que llevaba dentro (y que tenía muy escondido). Dieron rienda suelta a sus más bajos instintos; el problema es que ha María todavía no le ha llegado la menstruación este mes.

Departamento 304.-

Jorque Campos, 50 años, dueño de casa, tiene dos hijos. Su esposa trabaja, ella mantiene el departamento, a los niños y a él.
Pero hoy ha estropeado el aire acondicionado clima seguro segurísimo, que su esposa a comprado la semana pasada para regular las altas temperaturas –y que ha costado carísimo-. Aparte de esto, se le ha caído -y se ha roto en mil pedazos- un Jarrón, el cual era una reliquia de los años 50`.
Jorge llora desconsoladamente en la cama (con forma de plátano) de su pequeña hija Isidora. En el acto abraza un osito.

Departamento 305.-

Acá vive Aldo Guenchecal, de 47 años. Sufre, día por medio, problemas de estitiquez.
Trabaja en la empresa Finger-Mouse-Expoll,
la cual fabrica y distribuye Mouse para todo tipo de pc, laptop, televisores y radios.
Ayer la empresa organizó una comida, a lo que Aldo asistió con su mejor atuendo, pero justo en momentos inesperados a Guenchecal le dan ganas de ir al baño; cuando llega hace sus necesidades sin problema alguno, una vez que termina y se dispone a tirar la cadena, descubre que toda su caca, que yacía dentro de la taza, estaba bañada de rojo; observó bien y era sangre. Aldo aterrorizado vuelve a mirar la tasa y descubre un dedo entremedio de su excremento. Es el dedo de un ser humano y que ha sido arrojado al inodoro.
Aldo está horrorizado y no sabe qué hacer.


Departamento 306.-

Robinson Darío, 30 años, taxista.
Actualmente vive con su pareja Nicol.
Originariamente Robinson era mujer, pero con el paso del tiempo se ha cambiado de sexo y se ha implantado un pene de goma, que imita muy bien al original. Su pareja es la más feliz.

Departamento 50.-

Acá vive Lisa Joumier, de 40 años. Vendedora de seguros. Vive sola.
Lisa es una mujer fuerte y tenaz, más últimamente le ha ido muy mal en el trabajo, y está pasando por una crisis. Y para combatir el problema sale de compras y decide adquirir lo último en tecnología. Un Lancer Driver Scop Taller Magner, el cual es un artefacto que lava platos, los seca y los guarda. Este se programa y funciona a base de códigos.
Lisa ha logrado estabilizarse.

Departamento 63.-

Acá vive Román Urbina, de 45 años. Con su pequeña hija Rosita. Es escritor y Sociólogo.
Es el autor de libros como Calentamiento global ¿Estrategia o verdad?, o la adaptación del ensayo El Mito de Sísifo titulado El mito del hombre Electrónico. Y ahora su nuevo libro, el cual está apunto de terminar y que piensa ponerle por nombre Del hombre Mono a las máquinas.
Urbina estudia los procesos sociales con mucha dedicación. Ama la Humanidad tanto o más que a su hija Rosita. Pero está triste y siente un vacío.

Departamento 400.-

Acá viven dos ancianos, Tena Pitterson y Luis Barrales ambos de 80 y 100 años respectivamente.
Viven de su jubilación y descansan cada día en la comodidad de su departamento; El cual cuenta con una voz en off, que les permite sentirse acompañados. Esta, habla todo tipo de temas y lo mejor de todo es que les pregunta, cada día, como están; a lo que constantemente ellos están expresando sus emociones. Aquello (está comprobado científicamente) les ayuda a agilizar la mente y a estar más saludable.

Valeria Astudillo.